¿Quién gana con mi música?

Cada vez que hago una canción, nace desde lo más profundo de mí el querer
grabarla y difundirla por Internet. Pero si yo no recibo los beneficios económicos del derecho de autor, soy independiente y nadie trabaja conmigo…

 

¿Quién se beneficia con mi música?

 

Claramente miro con desconfianza desde el estudio de mi habitación y sin plata para comprar cuerdas o baquetas nuevas, a las plataformas de distribución digital como Spotify, Apple Music o hasta las mismas redes sociales como Facebook, Instagram o Soundcloud…

 

¿Dónde está el negocio con el arte musical digital?

 

macbook near wireless headphones mug and saucerFuente: Pexels.com

 

Cuando un cantante o una banda cautiva a una nueva audiencia en internet,
ya sea por la calidad de sus canciones, por la manera particular de interpretar la música o simplemente por lo que pueda representar, tengo la sensación de que alguna entidad se beneficia económicamente con todo el alcance que el artista puede tener en la web.

 

Antes, el soporte de la música se realizaba de manera física con el disco compacto, el casete o el vinilo y de la misma manera se hacía la distribución musical, cuando el sello discográfico enviaba una encomienda a distintas radios con los últimos singles promocionales para su difusión y/o los artistas independientes llegaban con los discos compactos quemados en sus propios computadores personales pidiendo “el favor” de incorporar sus canciones en las respectivas parrillas programáticas. Con este modelo de
distribución, está claro que los sellos generaban grandes beneficios económicos de la recaudación final por cada artista.

 

En internet la cosa no es tan clara. Debido a que tengo una audiencia que interactúa con mis plataformas sociales, colaboro con la sociedad al distribuir de manera libre contenidos culturales y mi real ganancia, ya que no tengo un sueldo por esto; es la proyección de mi obra entre los usuarios.
En base a este análisis me doy cuenta de que cuando subo una nueva canción en la web, tanto las plataformas de distribución como el receptor final están conectados a internet. Y para estar “conectado” necesito pagar a una compañía de telecomunicaciones que me pueda proveer del servicio.

 

¡Ya sé quién se beneficia con mi música!

 

Columna de opinión publicada en el diario El Penquista Ilustrado de la Universidad Católica de la Ssma. Concepción, el miercoles 3 de octubre de 2018. 

 

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